Un
Paseo por el Bosque
Sandra
Ávila me entrevistó para el sitio Libros Nocturnidad y alevosía :http://www.luisbarga.net/2013/05/cuentos-el-bosque-que-crece-por-las.html. La entrevista fue a propósito
del relato El Bosque que crece por las noches (publicado en marzo de 2013 en el
número 17 de la revista Próxima, con ilustraciones de Fraga).
De
la realidad a la ficción
–¿Cómo
nació la idea de escribir El bosque que crece por las noches?
–El bosque que crece
por las noches es una de mis historias favoritas. En ella trabajé la idea del
bosque como símbolo del inconsciente, y utilicé algunos conceptos surrealistas –el
azar objetivo– como coartadas para favorecer la anécdota. Más allá de esto,
está inspirada en una historia real que me contó hace como veinte años su
protagonista, una muchacha que conocí en el Instituto de Profesores Artigas
cuando ambos estudiábamos Literatura. Mi amiga visitaba a un señor mayor en su
casa, y éste le mostraba antigüedades y objetos curiosos. Ella encontraba esos
encuentros semanales muy estimulantes, casi como una fiesta, hasta que un día
el hombre interpretó mal sus intenciones y con torpeza procuró que aquella
amistad se transformara en algo más. Eso supuso una rotura brusca y
desagradable de la relación. Luego él le pidió disculpas. Tras algunas
vacilaciones, ella se las aceptó y volvió a visitarlo un par de veces más, pero
ya no fue lo mismo.
El personaje del relato
que escribí se parece mucho a aquella muchacha que conocí durante el primer año
de Literatura. Era delgada, de pelo largo y negro, le gustaba el surrealismo y
Lautréamont, y tenía una personalidad fresca y encantadora. Desde entonces no
la he vuelto a ver, pero aun conservo en mi biblioteca un fanzine realizado por
ella.
La presencia de los
eucaliptos tiene que ver con recuerdos de la infancia. Cuando era niño viví
algún tiempo en Playa Pascual y estaba lleno de montes. Había pocas casas y
muchos árboles. Recuerdo incluso haber recolectado hongos, visitado alguna casa
abandonada y jugado con un primo en eso montes. Hoy en día la mayoría de ellos
desaparecieron, y podría llegar a pensar que por eso me tomé revancha y
construí un relato lleno de árboles.
Pero tal vez lo hice porque cuando yo era muy chico, las calles que
recorría inevitablemente estaban flanqueadas de eucaliptos y esa era la
realidad que conocía.
El
bosque como símbolo
–¿Cuánto tiempo te llevó?
–Bueno, si hablo de la
escritura puntual, fueron algunos meses de trabajo, pero si me refiero al
proceso mental que la originó debo hablar de tres o cuatro años. La génesis de
El Bosque que crece por las noches tiene que ver en gran medida con el modo en
que mi mente procesa los cuentos. Los símbolos y los temas se instalan en mi
mente y empiezan a dar vueltas, y cuando me doy cuenta tengo tres o cuatro
historias en las que aparecen ideas de fondo similares, si bien los argumentos
son bien distintos. En este caso lo que venía dando vueltas era lógicamente el
bosque. El bosque como símbolo del inconsciente. El inconsciente en sí mismo no
es ni bueno ni malo, y esa es una de las características que para mi gusto lo
hacen interesante. Había intentado liberar esas ideas en varios cuentos;
algunos los terminé y otros fueron quedando como cuentos inconcluso o
proyectos. Entre ellos (había más) estaba: un cuento sobre un bosque que crece
por las noches y que alguien dibuja en un cuaderno, y otro sobre un hombre que
realizaba una serie de fotografías titulada El triunfo de la naturaleza. El
triunfo de la naturaleza es una serie de fotografías que en algún momento pensé
hacer, porque llegando a mi ciudad yo veía –hasta el día de hoy se puede ver–
muchas máquinas abandonadas entre los yuyos y las flores, y también muchos
autos convertidos en chatarra, siempre entre la naturaleza, los pastos, las
plantas. Y cada vez que veía eso lo interpretaba como un símbolo. Finalmente junté
los distintos argumentos en un mismo cuento. Fue una solución arriesgada porque
es peligroso volcar tanto contenido en una misma obra, pero el resultado me
dejó muy satisfecho. Lo que pasa es que las dos historias se anudan
perfectamente: la naturaleza triunfa cuando se ingresa en el bosque, es decir
en el inconsciente. Al terminarlo me di cuenta de que había utilizado una
estructura similar a la de El regreso de los pájaros: dos personas (cada una
con su propia historia) que tienen una conexión especial y terminan
compartiendo un mismo destino.
Elegante
y fluido
–¿Cómo definirías tu estilo de escritura? (lirica, prosa poética, onírica).
–No todos los
cuentos son iguales ni me los planteo de igual modo, pero en general intento
que el estilo sea fluido y elegante al mismo tiempo. No me avergüenza decir que
valoro el concepto de belleza. En este cuento en particular quedé bastante
satisfecho con el estilo, creo que es dinámico y agradable, no te deja
indiferente. Soy de la idea de que los recursos poéticos deben utilizarse con
mucho sentido del equilibrio y de la oportunidad. También me sirven para trazar
líneas subterráneas. Por ejemplo, en un fragmento la pareja avanza hacia una
casa abandonada que está cercada por un pastizal, y entonces, para indicar el
tamaño de los pastos digo que eran altos como un niño. Lo expreso así no solo
para indicar la altura, sino para mostrar que el viaje es también hacia uno
mismo. Luego, para mostrar la dificultar que supone avanzar entre esos pastos,
escribo: “Era como caminar dentro del agua”. Es mucho más que una comparación
de densidades, porque el agua remite a las emociones, a uno mismo, etc. Es un
regreso en sentido espiritual. La casa también es un símbolo del ser. Entrar en
la casa lo utilicé como un paso previo a entrar en el bosque. El ofidio que
encuentran en un auto abandonado tampoco es casual, está asociado al
conocimiento que llegará más adelante.
Para mí lo
fundamental es llegar a las soluciones narrativas a través de la intuición, y
luego redondear conceptos utilizando la razón; pero primero apuesto siempre a
la intuición, porque es lo que le va a dar la frescura al relato.
Nuevo
libro
–¿Qué tienen en común o de
distinto Colores Peligrosos y El bosque que crece por las noches?
–El bosque que crece por las noches perfectamente podría haber estado en el
libro Colores Peligrosos, así que hay mucho en común. En todo caso es un cuento
especial para mí porque abrí algunos caminos que me interesaba transitar. Hay
un estilo de dibujo que parte de ilustraciones típicas de libros infantiles
pero introduce luego elementos tenebrosos; bueno, yo intenté algo por el estilo,
pero llevado al lenguaje. No es exactamente eso, pero sí me sirvió para pensar
y elaborar otras cosas. Y después me interesa el relato por la estructura, que
por momentos se parece al montaje cinematográfico; eso fue algo deliberado
porque me di cuenta de que así le daba la fluidez que pretendía. Pero,
volviendo a tu pregunta, ya tengo casi pronto un nuevo libro de relatos y,
aunque los argumentos sean bien distintos, va en la misma línea que Colores
Peligrosos. El bosque que crece por las noches va a ser parte del nuevo libro.
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